Una Navidad saludable es posible
La Navidad es una de las épocas más esperadas del año, pero también una de las que conlleva más riesgo para mantener rutinas saludables. La falta de horarios regulares, las frecuentes comidas copiosas, el abandono de rutinas beneficiosas como el ejercicio físico… hacen que sea muy difícil salir “indemne” de las fiestas.
Sin embargo, podemos hacer mucho más que conformarnos estos excesos. Tomando conciencia de que también en estas fechas debemos cuidarnos, una Navidad saludable es posible.
Compensa las comidas. Es inevitable rendirse a las comidas tradicionales navideñas. Renunciar a un plato familiar por seguir a dieta en esta época te sumirá en un mar de emociones contradictorias. Hay que entender que la Navidad va a conllevar ciertos excesos culinarios porque la comida actúa como catalizador de las reuniones de todo tipo. Por lo tanto, come sin culpas –pero sin excesos- el menú navideño, pero fuera de los días principales, toma conciencia de que toca compensar. Para ello no hay nada mejor que optar por unas buenas dosis de frutas y verduras, así que organiza el resto de las comidas procurando que no falten en tu mesa.
Busca versiones ligeras. Ya sabemos que las comidas navideñas suelen tener un exceso de grasas y azúcares, pero podemos intentar encontrar por la red elaboraciones más saludables y ligeras. ¡Es cuestión de proponérselo! Ten en cuenta que no solo es cuestión de kilos, sino que tu colesterol, tu tensión arterial y tu estómago pueden sufrir más de lo que crees.
Cuida los detalles. No hay menú navideño sin aperitivos ni dulces de postre. Pero si bien en los platos principales es más difícil salirse de la tradición, en los aperitivos sí se puede optar por recetas más ligeras; por ejemplo, bastones de zanahoria o apio, caldos desgrasados, brochetas de hortalizas o vasitos de crema de verduras. ¡Y modérate! Recuerda que en muchas ocasiones, los aperitivos ya sacian mucho y hay que seguir con los siguientes platos. Deja de comer antes de sentirte a tope. Piensa que luego vendrán los turrones y los dulces. Una buena idea es beber una infusión digestiva tras la comida principal; te ayudará a hacer la digestión y a picar menos en la bandeja del dulce.
Ojo con el alcohol. Cuida el consumo de alcohol y de bebidas azucaradas. Prueba a tomar agua (con o sin gas) con una rodaja de limón. Tu estómago lo agradecerá y te ahorrarás unas cuantas calorías.
Muévete. La Organización Mundial de la Salud recomienda practicar 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado a la semana. Si en Navidad te resulta imposible, al menos intenta caminar todo lo que puedas: haz tus compras a pie, cuando hables por teléfono anda en lugar de sentarte y proponte el reto usar las escaleras sin utilizar el ascensor. ¡Todo cuenta para disfrutar de una Navidad saludable!