¿Qué es el “slow life” y cómo tener este estilo de vida?
Vivimos con un pie sobre el acelerador, acostumbrados a hacer frente a innumerables tareas en la rutina, a llenar nuestra agenda de quehaceres en los que, por lo general, no hay lugar para la calma. En este artículo se desarrollan las claves para tener un estilo de vida “slow life” y algunas herramientas de Aquilea que nos pueden ayudar a adoptar nuevos hábitos para una vida en calma.
El ritmo acelerado que sigue nuestra sociedad hoy por hoy, y que en muchas ocasiones nos termina arrollando, no se corresponde con las características para las que ha sido programado nuestro sistema nervioso.
No es que nuestros antepasados no tuvieran que hacer frente a situaciones estresantes en su vida, sino que no estaban expuestos a estímulos constantes que cronificaban dicho estado de inquietud y a esto se suman las situaciones de sobrecarga mental, los estímulos excesivos (ruido, luces, temperaturas extremas…) o emociones intensas, que también juegan un papel importante en la respuesta del sistema nervioso.
Esta situación de alerta constante hace que nuestro sistema hormonal se descontrole y mande mensajes contradictorios al sistema nervioso, que estará sobre estimulado y desequilibrado, pudiendo alterar las múltiples funciones en las que participa, como por ejemplo los ciclos del sueño, las digestiones, la sensibilidad sensorial, los niveles de adrenalina y cortisol, etc.
¿Qué significa y qué es el estilo de vida “slow”?
El movimiento “slow life” nace como una necesidad de bajar el ritmo en nuestra rutina, que no es lo mismo que dejar de atender nuestras responsabilidades. Se trata de reestructurar nuestra vida para tomar el control, soltar el piloto automático, poner atención plena en el momento presente, y buscar momentos de calma y conexión con uno mismo.
Este estilo de vida es aplicable a todas las áreas de la vida que están relacionadas con nuestro bienestar (trabajo, familia, ocio, alimentación, ejercicio, emociones, descanso…). Por ejemplo, el movimiento “slow food” consiste en poner atención plena en el momento de la ingesta. Saborear los alimentos, conectar con las señales fisiológicas de hambre y saciedad, alejarse de estímulos y pantallas durante las comidas, tomarse el tiempo necesario para comer en calma y disfrutar de los alimentos, cuidar del entorno para hacer de ese momento un espacio seguro y libre de estrés, etc.
¿Por qué elegir un estilo de vida “slow life”?
Abrazar un estilo de vida en el que nos comprometemos a bajar las revoluciones tiene múltiples ventajas:
- Alinearse con las necesidades de nuestro cuerpo y nuestra mente.
- Mayor manejo de las emociones y del estrés.
- Mejorar el rendimiento (al reducir la sobre estimulación del sistema nervioso también mejorará la niebla mental, la cognición y la capacidad de retención y foco).
- Mejorar el descanso, reducir los episodios de insomnio y la mente de mono.
- Reducir la ansiedad y los signos de fatiga mental y física.
- Establecer unos hábitos y un ritmo de vida sostenible y saludable que prioricen nuestro bienestar.
¿Cómo vivir una vida lenta?
Se trata de un cambio que debería hacerse de manera progresiva, valorando el contexto y necesidades de la persona, desde la flexibilidad, y sobre todo debe hacerse de manera consciente.
A continuación, se citan algunos tips generales para empezar a abrazar la “slow life”, pero se recomienda que cada quién valore de qué manera puede ir integrándolos en su rutina sin que esto les suponga un estrés añadido y así evitar la frustración o los sentimientos de culpa si no se alcanzan unas expectativas determinadas.
- Reorganizar la agenda y repartir nuestro tiempo en 5 categorías. Tiempo de trabajo, tareas domésticas, ocio familiar, tiempo de autocuidado y tiempo de descanso. Todas ellas deberían tener el mismo peso en una rutina saludable.
- Intentar identificar las situaciones que nos desregulan emocionalmente y nos estresan. Es posible que haya un patrón en nuestra rutina que haga que se dispare la ansiedad y los niveles de estrés, o un conflicto que nos afecta especialmente a nivel emocional. Identificarlo puede ayudarnos a gestionar la forma en la que eso nos afecta. Para situaciones imprevistas en las que resulta difícil controlar el estrés o nerviosismo podemos optar por EnRelax Spray Instant, que nos aporta una ayuda extra para relajarnos en el momento.
- Vivir el ahora y disfrutar del momento presente. Es muy común vivir persiguiendo metas, pero en el camino nos perdemos todos los pequeños logros que conseguimos cada día. La vida nos brinda la oportunidad de disfrutarnos y redescubrirnos cada día en cada nueva bifurcación.
- Abrazar la calma, los silencios, el ser y el NO hacer. Entender nuestra valía más allá de nuestras acciones, permitirnos existir sin necesidad de ser productivos los 365 días del año y descubrir la magia de la quietud.
- Planificar las tareas del día siendo realista, focalizar y evitar la multitarea. Se trata de evitar sobrecargar la mente para poder dar el 100% en las acciones que se estén llevando a cabo. El complemento Aquilea OnBalance FOCUS es una herramienta muy interesante para favorecer la concentración y la memoria y puede ayudarnos en este punto.
- El descanso es la base de la “slow life”. El cuerpo necesita recuperarse de los esfuerzos realizados durante la jornada y para ello es imprescindible dormir las horas suficientes y tener un descanso reparador para que se lleven a cabo las funciones fisiológicas de reparación celular. En caso de tener dificultades para conciliar o mantener el sueño durante toda la noche, Aquilea Sueño Forte es una opción natural a base de melatonina, valeriana, pasiflora y amapola de California, que nos ayuda a favorecer ese estado de relajación y descanso reparador.
- Reducir el tiempo de exposición a pantallas, el consumo de contenido audiovisual estimulante y la incidencia de la luz azul, sobre todo pasadas las 8 de la tarde.
Estos son solo algunos ejemplos para iniciarse en las bases de una vida slow, hay muchos otros factores a tener en cuenta, pero todos ellos con un objetivo común, rediseñar la rutina desde la calma, favorecer la conexión con las necesidades del cuerpo y la mente y, en resumidas cuentas, crear unos hábitos de vida sana sostenibles.